La ciudadanía de la UE no debe estar en venta

La ciudadanía de la UE no es una mercancía que se pueda comprar. El miércoles por la tarde, los diputados del Parlamento Europeo debatirán el controvertido "pasaporte dorado" de Malta. La semana pasada, el más alto tribunal de la UE dictaminó que conceder la ciudadanía a cambio de inversiones viola la legislación comunitaria. El Grupo PPE se ha opuesto sistemáticamente a este plan desde que los socialdemócratas malteses lo introdujeron en 2013.

"El Tribunal ha confirmado lo que venimos diciendo desde hace años. Vender la ciudadanía a cualquiera basándose únicamente en la inversión en el país supone una amenaza significativa para la seguridad de toda la UE. Al mismo tiempo, crea canales a través de los cuales pueden producirse el blanqueo de dinero y la corrupción", afirma la eurodiputada Lena Düpont, portavoz de Interior del Grupo PPE.

El Tribunal de la UE declaró que, aunque los Estados miembros son libres de determinar cómo conceden o retiran la nacionalidad, el sistema maltés socava el principio de confianza mutua entre países.

"El Gobierno maltés está ahora obligado a cumplir la sentencia. De forma previsible y patética, el ex Primer Ministro maltés, que inició el programa y se enfrenta a un proceso judicial por corrupción, rechazó la sentencia por considerarla políticamente motivada. La realidad es que el programa del pasaporte dorado es sólo uno de los muchos ejemplos del desdén del Gobierno maltés por los valores de la UE. La decisión del Tribunal no es sino una victoria para los ciudadanos malteses, hartos de que la reputación del país sea arrastrada por el fango para satisfacer la insaciable codicia de unos pocos. Ha llegado el momento de que la Comisión redoble sus esfuerzos para subsanar las deficiencias sistémicas del Estado de Derecho que permiten a los codiciosos beneficiarse sin consecuencias", declaró el eurodiputado David Casa, jefe de la delegación maltesa en el Grupo del PPE.